martes, 19 de agosto de 2008

Gion moderno Gion tradicional La primera Geisha Un maki extraño Música en medio de la noche

Día 4 / Kyoto (y 4)

Calle en la parte alta del barrio de Gion, nada que ver con la parte antigua...

Bajamos caminando al centro. Entramos en la parte alta del barrio de Gion y nos comemos unos bocadillos de huevo y jamón en una cafetería y dos tés fríos que casi nos cuestan más caros que los bocadillos.

Aquí en japón la bebida siempre es más cara, en proporción a la comida, es algo que no deja de sorprenderme. A esta hora es díficil encontrar algo más para comer por esta zona, pero necesitamos un pequeño descanso después de tanto templo. La cafetería acaba de abrir y estamos solos, en una gran pantalla de plasma retransmiten un partido de béisbol entre dos equipos japoneses. Nos regalan un pequeño abanico, imagino que para cuando salgamos de nuevo a la calle, dentro del local estamos por lo menos a 6º bajo cero...
Cogemos Hanami-koji dori, dori es calle en Japonés, hacia abajo y cruzamos Shijo dori hacia la parte sur del barrio de Gion, el barrio de la Geishas.

Shijo dori sobre las siete de la tarde

Calle perpendicular en la zona tradicional del barrio de Gion

Toda la calle está llena de casas de té de madera del siglo XVII, muchas de las cuales son locales de Geishas y Maikos. Paseamos por Gion miestras anochece poco a poco. La calle está muy animada, es uno de los pocos sitios donde vemos turistas no japoneses. Mientras espero a Raquel junto a una de las casas de té, veo una Geisha que se acerca a pasos cortos pero rápidos. Es la primera Geisha que veo y tardo en reaccionar. Le doy al botón de la cámara justo cuando pasa por mi lado, sin mirar por el objetivo, casi con un poco de pudor. Se que es una tontería. Cuando me doy cuenta hay quince turistas más haciéndole fotos y señalando a la Geisha que pasa de largo sin inmutarse. Parece como si no nos viera. Pasa junto a mi y se mete en una de las casitas de madera tres portales más abajo.

Geisha en Hanami-koji dori, en el barrio de Gion

Hanami-koji dori

Damos una vuelta más antes de volver a casa por los alrededores de Hanami dori, con las casas que bordean el canal iluminadas desde dentro. La mayoría de restaurantes tienen grandes ventanales y puedes ver a la gente cenando como si fuera una escena de una obra de teatro. Un grupo de chicas entra en una galería vestidas con el kimono ligero de verano. Es la época de los Matsuri, fiestas de verano en japón, y mucha gente sale por la noche con estos kimonos de verano o Yukatas, con estampados muy vivos pero mucho más ligeros y sencillos que los kimonos típicos.

Chicas vestidas con el Yukata

Nabo gigante en lo alto de un edificio cerca de la estación de metro Sanjo

Decidimos volver a casa caminando pensando que no está tan lejos y cenar algo por allí cerca, pero nos equivocamos con los cálculos y paramos en un pequeño restaurante de sopas y makis a cenar. No podemos más.
Yo pido una sopa de fideos y ternera al curri y Raquel se arriesga con unos makis extraños que según creemos entender son especialidad de la casa y un sushi de pulpo gelatinoso. Los maki parecen de Shitaki macerado y tienen un sabor amargo que no acaba de convercer a Raquel, ¡con lo que le gustan los makis! Intento comérmelos yo, es la especialidad de la casa y el cocinero nos mira desde la barra, pero nos dejamos la mitad, es una pena. Nunca sabremos si es que estaman mal hechos o simplemente que no nos gustaban... Raquel lo intenta con el pulpo que parece de goma y rezuma esa especie de salsa que parece baba de caracol. No ha habido suerte esta noche con la cena.
Cerca de casa, pasamos por una escuela de música. A lo lejos se oye como ensaya un grupo de rock y entramos a echar un vistazo. El jardín de la escuela está lleno de bicicletas y maderas apiladas como de viejas escenografías. Está iluminado sólamente por la luz que sale de algunas de las ventanas del edificio. Por una ventana vemos a un grupo de chicos ensayando y en el vestíbulo, un chico de unos 15 años toca el violín de espaldas a la puerta. Nos quedamos un rato escuchando como toca el violín, de el interior sale el sonido de otros instrumentos de cuerda que no vemos.

Ensayando con el violín a las once de la noche en una escuela cerca de la Universidad de Kyoto

Music

El edificio está lleno de desconchones y pintadas, parece una especie de escuela de arte.
Antes de subir las escaleras hacia casa, me tomo un helado en un bar Hawaiano en la esquina de Imadegawa con Kaguraoki. Esta noche, cerramos todos los porticones y las puertas correderas de papel para evitar que los grillos nos despierten al día siguiente, pero es inutil, a las 6 de la mañana el sol empieza a filtrarse por las ventanas y el calor es ya insoportable. Estamos en Kyoto y es verano, qué le vamos a hacer.

Heian Shrine Deseos en un árbol

Día 4 / Kyoto (y3)

Vista de Heian Jingu desde la entrada

El Templo Heian Jingu es una reproducción a escala, más o menos dos terceras partes del original, del antiguo Kyoto Gosho del periodo Heian. Se construyó en 1895 para conmemorar los 1100 años de la fundación de Kyoto.

Entramos en el recinto que es gratis. Entre el santuario y la puerta hay una gran explanada de tierra. A ambos lado, cerca del santuario están las puertas de entrada al jardín. Para ver el jardín hay que pagar 600 yens, no tenemos mucho tiempo antes de que cierren, pero decidimos entrar.

Jardín de Heian Jingu

Puente de piedras que cruza una parde del lago

El jardín es un camino rodeado de plantas bien cuidadas que rodea un magnífico lago que da la vuelta al santurio por detrás. A izquierda del santuario está expuesto un vagón de tren de la primera linea de tren que hubo en Kyoto y en derecho, el lago se ensancha y lo cruza una puente de madera de estilo chino.

Puente de estilo chino

La sinfonía de grillos nos acompaña hasta el lago. Nos sentamos en el puente de madera. Hay algunos turistas japoneses que ríen mientras se secan el sudor con sus pequeñas toallitas.

Japonesas que no paraban de reirse

Salimos del jardín y nos acercamos al Santuario. Por 100 Yens puedes comprar un deseo, o profecía, no sé muy bien, en una taquilla antes de los quemaderos de incienso para luego atarlo a la rama de un arbusto frente al santuario. Si alguien ha visto Lost in translation, hay una escena en que Scarlett Johanson va a visitar Kyoto y hace esto mismo es este mismo árbol.

Deseos atados a las ramas del árbol en el templo Heian Shrine

500 Metros frente al Santuario hay un Torii de acero macizo que aunque esté tan separada del recinto principal, se la considera la entrada al templo. [sigue]

Templo Ginkakuji Templo Honen-in El camino de la filosofia

Dia 4 / Kyoto (y 2)
Jean-François nos ha dejado la nevera bien llena de comida para el desayuno estilo occidental pero con productos japoneses. Naranjas peladas y sandía en trozos triangulares y un yogur espeso en botes que parecen de queso fresco para untar. Miramos un mapa que nos ha dejado también sobre una mesita en la cocina y marcamos una pequeña ruta de templos para ir por la mañana y por la tarde quizá bajaremos andando al centro. Hay tantos templos en Kyoto que es imposible verlos todos en los tres días que tenemos, así que vamos a tener que elegir. Nos dejamos aconsejar por la guía y las fotos que vemos sobre el mapa. Cerca de casa tenemos un grupo de templos en lo alto de una de las colinas en el este de Kyoto.

Calle de nuestra casa en lo alto de la colina

Bajamos las escaleras hasta la calle Kaguraoki y seguimos hasta Imadegawa. Siguiendo hacia la derecha todo recto y después de subir una pequeña calle llena de tiendas de recuerdos y comida llegamos al templo Ginkakuji.

Ginkakuji es un templo Zen construido en 1482 por Ashikaga Yoshimasa como una villa para retirarse en los últimos años de su vida. Después de su muerte, la villa fué convertida en templo zen y es una mezcla de la cultura Higashiyama, empezada por Yoshimasa y que está considerada como el inicio del estilo de vida moderno en Japón, y la cultura Zen.
Para entrar en el recinto del templo hay que cruzar unos pasillos rodeados de setos de magnolias. En el interior se encuantran dos edificaciones que están consideradas Tesoro nacional. La primera en el templo en si, que antiguamente se llamaba Kannonden y que tiene dos plantas construidas de forma diferente. La primera planta es de estilo Shoin, el estilo tradicional de las residencias japonesas, y la segunda planta es de estilo templo chino con ventanas del tipo Katuomado, con una especie de arco arabesco en lo alto, y puertas correderas chinas. Por desgracia, este templo estaba siendo resaurado y sólo pudimos verlo desde fuera. Pero a cambio, pudimos ver el Tougudo, un hall budista de estilo Shoin, y sobretodo el magnífico jardín que se elevaba sobre la colina, dejando una vista aerea de todo el templo y parte de kyoto.

Vista del templo Ginkakuji desde lo alto del jardín

Tougondo

Frente al Tougudo, unos operarios estaban construyendo unos monticulos de arena que por lo que parece son típicos de la cultura Higashiyama, pero no descubrimos muy bien si tenían algún significado más aparte del decorativo.

Operarios en el templo Ginkakuji haciendo esculturas de arena

El jardín era realmente increíble.

Vista del jardín desde el Tourondo

En el interior del jardín

Nada más salir del templo Ginkakuji me bebo in extremis un Gatorade japonés de naranja, imprescidible antes de continuar. Seguimos por un camino lateral que bordea toda la colina hacia el sur, hasta llegar el templo Honen-in.

Entrada del Templo Honen-in

Llegamos media hora antes de que cierre el templo, aquí todo cierra a las cinco más o menos, así que si se quieren ver con calma templos, museos y cosas así hay que tenerlo en cuenta y planearlo por la mañana... Entramos en el templo por una puerta lateral. Está completamente vacío. El templo está rodeado literalmente por el bosque y la humedad casi puede masticarse. El sol de media tarde se filtra entre las ramás de los árboles y todo el templo parece sumido en la penunbra. Rodeamos el templo hasta encontrar una obertura que deja el altar al descubierto. Frente a la puerta, hay una verja de metal que oculta otro altar entre los arbustos. Nos descalzamos y nos sentamos un rato en los escalones del templo. Se agradece descansar un poco del calor. Llegan dos chicas japonesas y nos saludan. Se acercan al altar de detrás de la verja y hacen unas reverencias. Se hacen una foto frente al templo con la cámara puesta sobre la verja. Cuando miran como ha salido la foto se echan a reir. Parece que acaban de descubrir a un tipo sudado haciendo el tonto detrás de ellas. No he podido evitarlo. Por suerte parece que les hace gracia y se marchan haciéndome reverencias y riendo.
Un monje cierra los porticones del templo. Salimos por la puerta principal donde nos espera otro monje que nos saluda con una reverencia y cierra la puerta justo después de que salgamos.

Templo Honen-in con turista

La verdad es que la austeridad y la tranquilidad que se respira en Honen-in lo hace más agradable para visitar que a Ginkakuji. Son completamente diferentes, Ginkakuji es mucho más impresionante y detallista, con pinturas clásicas y jardines muy cuidados. Pero Honen-in es un templo en perfecta armonía con la naturaleza que lo rodea, la madera está desgastada y los altares budistas tienen la ornamentación justa para no ser demasiado ostentosos. Hasta casi parece que los grillos se hayan tomado un descanso.
Bajamos hasta tomar El camino de la filosofía, Tetsugaku-no-michi, antiguo paseo de piedra junto a un canal bordeado de árboles donde venían los pensadores en busca de inspiración.

Casas de madera de camino al Heian Shrine (y 1)

Casas de madera de camino al Heian Shrine (y 2)

Nos perdemos por algunas callejuelas antes de llegar al Heian Shrine, un espectacular templo lacado en rojo y un precioso jardín. [sigue]

Despertarse en Kyoto Ruido ensordecedor El carácter Dainomji en el monte Nyoigatake

Dia 4 / Kyoto
Hace calor. En Kyoto hace mucho calor. Me despierto sobre las seis de la mañana sudando sobre el tatami. Un ruido agudo y áspero se ha ido colando en mi sueño hasta que ha conseguido traerme de nuevo a la realidad y ahora, ese mismo ruido inunda la pequeña casa de madera, parece rodearla, surgir de la vegetación que la envuelve. Miro a Raquel que también se ha despertado y me devuelve mi expresión de asombro. No nos decimos nada, es como si cada palabra que pudiéramos decir fuera a quedar sepultada bajo este estruendo. Me levanto y me acerco a la ventana.

Cigarra en el tronco de un árbol

La noche anterior nos dejamos todas las ventanas abiertas con la esperanza de que corriera un poco el aire sin saber lo que nos esperaba por la mañana. El sonido crece y decrece acoplándose en extrañas armonías bitonales que surgen de entre los árboles. Uno: alas abiertas, culo arriba. Dos: Alas cerradas, culo abajo. Estamos rodeados de cigarras excitadas por la ola de calor húmedo que asola Kyoto después de la tormenta de anoche. El sol inunda la habitación. Cierro la ventanas. Cierro las contraventanas y las paredes correderas de papel. El ruido parece apaciguarse. Buenos días, Kyoto.

Una muestra del ruido ensordecedor, no pude evitar grabarlo...



A partir de hoy los grillos nos acompañan durante todo el viaje. Japón está invadido de cigarras. En el bosque y hasta en medio de Tokyo. Donde hay un árbol, seguramente hay una cigarra. Por suerte, hoy a sido un día excepcional, el calor sofocante las hace sonar más ruidosas que de costumbre. ¡Ya es difícil dormir con este calor como para tener este ruido minándote el sueño todos los días!

Balcón de nuestro dormitorio en el segundo piso... Si es que parece un remanso de paz...

Vista del monte Nyoigatake desde la habitación

(Dentro de unos días, el 16 se Agosto, se celebrará el Obon, un rito ancestral para honrar las almas de los antepasados en el que se iluminan con fuego el carácter Daimongi que se ve grabado en el monte Nyoigatake. Este es el Daimongi del este. En el Oeste de Kyoto se ilumina otro Daimonji y rodeando la ciudad se encienden hasta cinco carácteres diferentes para celebrar este rito. Nosotros el 16 estamos ya en Tokyo, así que no hemos podido verlo, otra excusa más para volver a Kyoto algún día...)

De nuevo en Barcelona, intentando librarme del cambio horario, me he de nuevo la serie completa de Evangelion y hemos alquilado Lost In Translation para suplir la añoranza de estar de nuevo en el mundo real de las no-vacaciones. Y para mi sorpresa, ¡Todos los planos de exterior están inundados del ruido de fondo de las cigarras! En Lost In Translation es normal, rodar en Japón debe ser un infierno si eres sonidista, no puedes librarte de ellas si no es doblando la escena completa. Pero para los japoneses debe de ser tan normal que hasta en los dibujos animados, si hay exteriores, tienen que añadirle el sonido de las cigarras si quieren ser fieles a la realidad... en Evangelion hay escenas en las que sólo se oyen las cigarras... y los destrozos de las Eva´s... [sigue]

domingo, 10 de agosto de 2008

Kyoto El Shinkansen se retrasa Nuestra casa en lo alto de la colina del noreste de Kyoto

Dia 3 / Koyasan-Osaka-Kyoto (y 2)
A medida que nos acercamos a Osaka, los nubarrones grises van poblando el cielo. Buscamos la vía desde donde sale el Shinkansen hacia Kyoto. El andén está cubierto, pero las vías quedan al descubierto y podemos ver como caen relámpagos cada vez más espectaculares.

En los paneles informativos aparece el tren que deberiamos coger, pero el tren no aparece por ningún sitio. Raquel ya ha hablado con el encargado del Ryokan en Kyoto para decirle cuando llegamos, nos espera en un hora, segun dice, no podemos tardar mas. Revisamos la vía, el horario. Todo es correcto, pero el tren no llega. La gente hace cola en el andén sin preocuparse. Debe de ser normal, pero con lo que nos han explicado sobre la puntualidad de los trenes japoneses, nos extraña un poco. Pasa el tiempo, deberían haber pasado dos trenes, pero no es sólo el nuestro, en el andén de al lado, el tren hace media hora que esta parado. Vemos en el panel que el tren que esperamos ha sido anulado, vaya!, vendra directamente el siguiente... pero parece que también se retrasa. Los japoneses siguen sin parecer preocupados, se envian mensajes por el móvil o leen libros diminutos. Al cabo de casi una hora aparece un tren y podemos entrar, la gente se sienta y sigue leyendo, algunos ya cenan, el tren no arranca, pero nadie parece nervioso aun. Media hora despues sale el tren del anden de al lado. Y media hora despues, sale el nuestro por fin. Casi dos horas tarde y todos tan tranquilos, esto si es gente civilizada!
Al dia siguiente nos enteramos que ha habido un tormenta increible y que el retraso ha sido por eso.
Cuando llegamos a Kyoto ya es de noche. Hemos quedado con Jean-François, en la esquina de una calle que no recordamos muy bien el nombre (Jean-François nos lo ha repetido varias veces, pero no es tan fácil), a la que tenemos que llegar en metro bajandonos en una parada que no sabemos muy bien como se llama y luego cogiendo un bus del que tampoco sabemos el numero... ni la parada, claro. Bien. Por suerte en Kyoto solo hay una linea de metro que sube la ciudad y como sabemos que ha de estar cerca de la universidad Kyoto, le preguntamos una vez fuera del metro a una anciana muy amable que, aunque sólo habla japonés, nos lleva hasta la parada de buses y nos indica la dirección... Varias preguntas más tarde, alguna que otra llamada a Jean-François y bastante suerte, vemos un hombre muy delgado, con barba de varios días y vestido con camiseta que nos agita el brazo desde lo lejos. Nos miramos y aceleramos el paso. Es Jean-François.
Mientras nos guia hacia la casa nos explica que John, el dueno de la casa, se ha ido de viaje y le ha dejado encargado del Ryokan, que mas que Ryokan es su casa en la que alquila dos o tres habitaciones. Que hasta manana no viene otra pareja y como el no vive alli, tenemos la casa para nosotros solos.
Subimos unas escaleras de piedra. La casa esta en lo alto de una pequeña colina rodeada de árboles y otras casas de igual construción, de madera, al estilo tradicional japones; segun nos dice, tiene mas de 100 anos.
Llegamos a lo alto y entramos en la casa. Tiene una pequena, muy pequena, puerta lateral y una vez dentro puedes abrir las dos puertas correderas centrales. Nos ensena nuestra habitacion, nuestro lavabo, nuestra cocina, la habitacion de John, la habitacion de la pareja que al final no vendra mañana, nuestro armario con nuestros futones dentro, nuestro balcón con la vista sobre Kyoto iluminado y el monte Nyoigatake que no veremos hasta que se haga de dia, nuestra lavadora, nuestra ducha japonesa... Jean-François nos dice que vendra mañana por la tarde para traer algo mas de comida y limpiar un poco, por la mañana trabaja dando clases de francés en la universidad de Kyoto. Nos quedamos solos. Nos miramos y sonreimos sin decir nada. Subimos de nuevo nuestras escaleras estrechas hacia el segundo piso donde está nuestra habitacion. Nuestra habitación en nuestra casa en lo alto de una colina del norte de Kyoto. Por cinco días. [sigue día 4 - Kyoto]

viernes, 8 de agosto de 2008

Templos El santuario de Kukai El calor Yoko Ono

Dia 3 / Koyasan-Osaka-Kyoto


Señalización hacia el santuario de Kukai

Nos pasamos la mañana viendo templos y santuarios. Recorremos de nuevo el sendero que lleva hacia el santuario de Kukai. Pilas funerarias a lado y lado del camino que la gente viste con baberos y gorritos de lana. Cedros altísimos y algunos turistas, pero no muchos y los que más, son turistas japoneses que, para nosotros, no son turistas.


Sando, senda que lleva al santuario de Kukai, llena de pilas mortuorias de piedra de antiguos samurais y gente del corriente que son testimonio de la fe en Koyasan. Hay casi 200.000 tumbas.



Cedros






Varias fotos de camino al santuario de Kukai


Esculturas de budas antes de llegar al templo de las linternas


Puente que lleva hacia el Torondo, el templo de las linternas

En el Torondo está la linterna votiva Hinnyo-no-itto, regalada por Oteru, y la linterna Shirakawa-to, regalada por el emperador Shirakawa. Las dos llevan encendidas sin interrupción desde hace miles de años. El techo del templo está lleno de miles de linternas enviadas por los devotos del templo. Por desgracia no permitían hacer fotos.


Entrada al recinto sagrados de templos al otro lado de Koyasan


Kondo, templo construido por Kukai en el año 819 para las ceremónias budistas más importantes. Ha sido destruido varias veces. El de la foto fué reconstruido por séptima vez en 1932.


Creo que esta es la parte de atrás del Miedo, Sala del reposo eterno, residencia de Kukai. Reconstruida en 1848 por Tokugawa. No recuerdo que era el Tori rojo que hay detrás...


Otro de los edificios del conjunto de templos... uno de los más antiguos que se conservan...


Ha dejado de llover y hoy hace un sol fantástico y con el sol, un calor increíble. Mis camisetas empiezan a parecer cuadros abstractos en contínuo proceso creativo. El otro día ojeaba en una librería, la reedición del libro de Yoko Ono sobre las instrucciones sobre el arte y la vida, un libro con prólogo de John Lennon en el que, en la banda publicitaria, reza la frase: "Quema este libro después de leerlo", a lo que Lennon responde, "Es el mejor libro que he quemado jamás...". El libro es una especie de lista de cuadros que puedes hacer tu mismo, varios textos con instrucciones y algunas cosas mas que no recuerdo... del tipo: "Cuadro de la cama, duerme sobre un lienzo 100 veces y la forma que queda, es la obra terminada..." Pues bien, mis camisetas podrían entrar dentro de este libro de obras de arte, algo así como: Viaja a Japón, en verano, ponte una camiseta cada día y empápala de sudor (fácil), intenta no cambiártela en todo el día (parte un poco más difícil, segun el número de camisetas que hayas traído para el viaje, pero imprescindible para tener la obra terminada con éxito), el sudor se va secando (al entrar en las tiendas-restaurantes-buses congelador) y vuelve a emerger nada más salir de nuevo. Cuando te quitas la camseta por la noche en el Ryokan, las manchas que han quedado, de diferente texura, semitono y densidad, algunas parecidas al cartón, según la zona, són indelebles y conforman la obra de arte terminada. Se puede, también, ir documentando el proceso, pues las manchas, durante el día, ¡¡¡estan vivas!!!, con lo que hasta podría considerarse "Live art", si es que el término está acunado ya...
Hace un calor de cojones, creo que ya lo he dicho antes... y no hay nada que se pueda hacer. Hemos ido encontrando truquillos, sobretodo fijándonos en como lo soportan los japoneses, que sudan igual, pero un poco menos, que ya iré explicando poco a poco...
Comemos en un restaurante familiar antes de coger de nuevo el funicular para bajar de Koyasan y coger el tren de nuevo hacia Osaka donde enlazaremos con el Shinkansen hacia Kyoto. Es la primera vez que cogeremos el tren bala. Katsudon, Nigiri y Maki nomoriawase. Para pedir tenemos que señalar las réplicas de platos en el aparador del restaurante, aquí todo está en japonés. Bueno y barato. Genial.
Camiseta en fase de secado.

ejem... no hi podia faltar la foto d'una de les teves obres d'art!


[sigue - Camino de Kyoto]

Koyasan Una cena curiosa Meditation The fire ceremony El camino bordeado de pilas mortuorias

Día 2 / Osaka-Koyasan
A las 10 nos echan del hotel de Osaka.

Conductor de metro de Kyoto cumpliendo el protocolo

Metro hasta Namba y cogemos el tren hacia Koyasan. Para este tren no nos sirve el JR Pass, es otra compañía de trenes, y nos cuesta unos 2550 Yenes. El tren nos lleva hasta Gokurakubashi y allí tenemos que coger un funicular que nos sube hasta el monte Koya. A medida que nos hemos ido acercando con el tren a Gokurakubashi, el paisaje se ha vuelto cada vez mas boscoso y frondoso. La humedad es cada vez mas fuerte y mientras esperamos la llegada del próximo funicular, empieza a caer una fuerte tormenta. Por suerte, sólo dura unos minutos y una vez en lo alto del monte, ya casi ha amainado.

Estación de Gokurakubashi

COnductor del funicular que sube al monte Koya desde Gokurakubashi

Interior del funicular

Koyasan es una especie de carretera de unos 3 o 4 km. que discurre en lo alto del monte Koya, bordeada por casas, pequeños restaurantes y templos budistas discípulos del maestro Kukai. Después de la muerte del maestro Kukai, su discípulos erigieron un mausoleo en su honor en la parte mas alta del monte, después de un camino empedrado con miles de pilas funerarias a lado y lado.
Muchos de los templos que se encuentran en Koyasan son también casas de huéspedes de estilo japonés. Hoy hemos resevado una habitación en un templo que se llama Ekoin. Incluye cena japonesa vegetariana y desayuno, tambien vegetariano.

Templo Ekoin

Nos recibe un monge en pantalón de chandal, no van a ir siempre con túnica, y completamente rapado que nos conduce a nuestra habitación llevando nuestras maletas, una en cada mano, como si fueran de gomaespuma.

Pasillos del templo Ekoin

Número de nuestra habitación

En la habitación, en el segundo piso del templo, nos explica como van las cosas. A las cinco y media, la cena, después nos preparan los futones para dormir. Nos vienen a despertar a las seis y veinte porque a las seis y media es la oración matutina, un poco hecha para turistas, pero es que somos turistas, despues de la oracion, the fire ceremony! the fire ceremony!, nos apremia un monje bajito cuando nos entretenemos un poco contemplando los jardines interiores del templo.

Ventana de nuestra habitación desde el otro lado del jardín interior

La ceremonia del fuego es otro ritual budista en el que se queman varias maderas de cedro y plantas aromáticas en un altar para purificarse el cuerpo y el alma. Una vez acabada la ceremonia, aspiran el humo acercándoselo con la mano. La verdad es que es impresionante como se acoplan las voces de los monjes mientras recitan las escrituras budistas, es un sonido grave que te acaricia las neuronas como cuando te empiezas a amodorrar en un tren y tienes esa sensacion placentera en todo el cuerpo y no te importa nada que aun te queden 3 horas de viaje.

La ceremonia del fuego

Cuando volvemos de The fire ceremony! The fire ceremony!, ya tenemos el desayuno preparado en la habitación y han guardado los futones. El sol entra por la ventana y la vista del jardín es espectacular. Nuestra habitación da a uno de los jardines interiores frente a la sala de estudio, lleno de árboles y plantas increíblemente verdes.
El desayuno es parecido a la cena, pero con menos platitos, todo vegetariano, con tofu esponjoso, tofu blandengue y tofu como un bizcochito, aunque solo en su aspecto, mas veerduras marinadas, te verde, sopa miso con cosas... bueno mejor mirad la foto...

Desayuno después de la ceremonia del fuego

Detalles de los patillos y cuencos del desayuno

La cena fue más variada y con la novedad la disfrutamos mucho, mil sabores y texturas extrañas, no sabría decir que es lo que comimos realmente, pero era genial ir destapando los potecitos y cuencos para descubrir que nueva cosa extraña nos teniamos que comer a continuación.

Cena vegetariana en el templo Ekoin

Después de la cena salimos a dar una vuelta por Koyasan, pero no hay nada abierto, absolutamente nada! y son aproximadamente las siete de la tarde... En Japón se hace de noche muy pronto, sobre las siete, en esta epoca del año, y eso unido a lo pronto que cenan hace que a las ocho parezca que son ya las doce de la noche.
Entramos en el camino que lleva hacia el santuario de Kukai, lleno de pilas mortuorias y esculturas de budas y niños de piedra. Hay algunas farolas con fluorescentes cada diez o quince metros que iluminan escasamente el camino. Eso unido a las tumbas a lado y lado del camino y un fluorescente que fliquea misteriosamente le confiere un aspecto un tanto tétrico al lugar. Igualmente, caminamos largo rato siguiendo el sendero esperando que en cualquier esquina aparezca un fantasma de algún anciano con farolillo, típico de las historias de fantasmas japonesas, pero no aparece y decidimos volver al templo no vaya a ser que se decida a aparecer de verdad.

Dos fotos hechas sin mirar, más que nada porque no había luz, en el camino de piedra que lleva al santuario de Kukai, bordeado de pilas funerarias... Ligeramente tenebroso... Son curiosos los cientos de puntitos que flotan en el aire iluminados por el flash...

Son gotas de lluvia, que estaba chiapeando...

En el templo nos ponemos un kimono de estar por casa que nos han dejado en la habitación (te los dejan para ir al baño o a la ducha, en la mayoría de Ryokans que tienen baño comunitario el horario del baño es por la noche sobre las ocho, antes de ir a dormir, aunque también puedes ducharte durante un par de horas a primera hora de la mañana, supongo que es el horario para turistas occidentales).
Apagamos las luces. Solo se oyen los grillos. [sigue día 3 - Koyasan]