miércoles, 6 de enero de 2010

Un año más sin ir a Japón

Mirando la última entrada que escribí en este blog me he dado cuenta de que hace ya un año, un año justo, ¡¡increíble!! No voy a ponerme ahora a filosofar sobre el paso del tiempo que en estos días es tema recurrente en todas partes y parece que uno esté obligado decir algo sobre el tema y parecer trascendental. La única realidad, dejando aparte apreciaciones personales sobre el paso del tiempo, es que ha pasado un año entero y no he actualizado ninguna de las entradas con nuevas fotos ni, lo que es más triste, he añadido nuevas entradas al relato de nuestro paso por Japón de hace ya dos años. Si, si, dos años ya y parece que fue ayer y a la vez ha pasado una eternidad.

Pero he dicho que no iba a disertar sobre el paso del tiempo y, siendo prácticos, ahora que me he planteado de nuevo seguir con el relato de aquellos maravillosos días en la tierra del sol naciente e intentar acabarlo al menos antes de que tenga la oportunidad de volver, no vaya a ser que se nos presente, por increíble-casi-imposible-y-tan-poco-probable que nos parezca ahora, la oportunidad de volver a pisar las calles de Tokyo y a tomar unos magníficos sashimi en el pequeño restaurante cerca de la estación de metro de Sendagi y después se me acumule el trabajo de explicar el nuevo viaje con el primero aún sin terminar. Pero como digo, siendo prácticos, voy a intentar verle el lado positivo al hecho de terminar de contar aquellos días pasados ya dos años, que puede parecer poco tiempo, si se piensa, pero que a la vez es el suficiente para distorsionar la realidad de tal manera que el relato de los hechos tenga más parte de onírico y de ficción que de real. Cosa que el fondo, me gusta, me gusta porque desde el momento en que esto dejó de ser una crónica díaria del viaje para convertirse en una rememoración más o menos temprana, lo real pasó a ser recuerdo, un recuerdo basado en la realidad, pero recuerdo al fin y al cabo y ahora, pasados dos años, los momentos aburridos ya se han perdido y sólo quedan los buenos, que hay que decir que fueron los más, y no sólo los buenos, sino los buenos adornados con la voz de la añoranza que recubre cualquier momento con una pátina dorada que te los hace recordar mucho mejores de lo que ya fueron.

Con lo cual, disculpen si, posiblemente, muchos de los datos que van a leer a partir de ahora en las próximas entradas - los que tengan paciencia, ganas y un poco de tiempo para detenerse en este pequeño blog sobre Japón - no sean del todo exactos, quizá algunos un poco exagerados y muy posiblemente muchos acaben siendo completamente irreales por mi mala memoria o simplemente porque prefiero recordarlos de este modo. Pero también disfruten, un poco más si cabe, de los siguientes recuerdos ahora que han sido ya parcialmente destilados y de los que sólo queda poco más que la esencia espesa y anaranjada. Una cosa si que puedo asegurarles, por muchas variaciones, transformaciones y mejoras que mi mente haya podido perpetrar sobre la realidad, todo cuanto van a leer o hayan leído hasta la fecha en este blog, ocurrió de verdad, de eso no tengo la menor duda, aunque a veces llegue a pensar sino fue un sueño.

Una entrada cada quince días es la propuesta para el 2010. Con más ganas, si es que es posible, de repetir el viaje un día de estos y poder darle una esperada, al menos para mi, segunda parte a este blog. Mientras me contentaré escribiendo todo lo posible y leyendo toda esa otra magnífica marea de blogs sobre Japón que pueblan la red que se han vuelto ya imprescindibles para mi y que desde aquí agradezco enormemente a sus autores por colmar con sus escritos mis ganas de japón y mi cada vez mayor curiosidad por esa cultura tan diferente de la mía. No voy a poner nombres ni links porque estaría más de media hora copiando y pegando de la carpeta de favoritos del navegador, pero densen todos por aludidos. Y gracias también a los posibles lectores que lleguen a leer los relatos escritos en Osakyo, un blog con la única pretensión de hacerme de apuntador cuando los recuerdos empiecen a ser cada vez más borrosos, espero que los disfruten ¡nos vemos en japón!

PD. Y sino, en Nueva York, :)
PD (y 2). Para la Srta. Lourdes Porta, si es que es usted quien está traduciendo 1Q84, el último libro de Murakami, le rogaría se diera toda la prisa posible en terminarlo. Empieza a hacerse necesario. Y si necesita alguna ayuda, para picar textos, destilar toneladas de café o buscar esa palabra rebelde que se le resiste, no dude en llamarme, estaré encantado de echarle una mano en lo que pueda.

Actualización: Hace exactamente 1 año, 4 meses y 15 días que volvimos de Japón y no dos años como llevo escribiendo en todo el post, pero vamos, que no cambia mucho el tema...

No hay comentarios: