Nos pasamos la mañana viendo templos y santuarios. Recorremos de nuevo el sendero que lleva hacia el santuario de Kukai. Pilas funerarias a lado y lado del camino que la gente viste con baberos y gorritos de lana. Cedros altísimos y algunos turistas, pero no muchos y los que más, son turistas japoneses que, para nosotros, no son turistas.
En el Torondo está la linterna votiva Hinnyo-no-itto, regalada por Oteru, y la linterna Shirakawa-to, regalada por el emperador Shirakawa. Las dos llevan encendidas sin interrupción desde hace miles de años. El techo del templo está lleno de miles de linternas enviadas por los devotos del templo. Por desgracia no permitían hacer fotos.
Ha dejado de llover y hoy hace un sol fantástico y con el sol, un calor increíble. Mis camisetas empiezan a parecer cuadros abstractos en contínuo proceso creativo. El otro día ojeaba en una librería, la reedición del libro de Yoko Ono sobre las instrucciones sobre el arte y la vida, un libro con prólogo de John Lennon en el que, en la banda publicitaria, reza la frase: "Quema este libro después de leerlo", a lo que Lennon responde, "Es el mejor libro que he quemado jamás...". El libro es una especie de lista de cuadros que puedes hacer tu mismo, varios textos con instrucciones y algunas cosas mas que no recuerdo... del tipo: "Cuadro de la cama, duerme sobre un lienzo 100 veces y la forma que queda, es la obra terminada..." Pues bien, mis camisetas podrían entrar dentro de este libro de obras de arte, algo así como: Viaja a Japón, en verano, ponte una camiseta cada día y empápala de sudor (fácil), intenta no cambiártela en todo el día (parte un poco más difícil, segun el número de camisetas que hayas traído para el viaje, pero imprescindible para tener la obra terminada con éxito), el sudor se va secando (al entrar en las tiendas-restaurantes-buses congelador) y vuelve a emerger nada más salir de nuevo. Cuando te quitas la camseta por la noche en el Ryokan, las manchas que han quedado, de diferente texura, semitono y densidad, algunas parecidas al cartón, según la zona, són indelebles y conforman la obra de arte terminada. Se puede, también, ir documentando el proceso, pues las manchas, durante el día, ¡¡¡estan vivas!!!, con lo que hasta podría considerarse "Live art", si es que el término está acunado ya...
Hace un calor de cojones, creo que ya lo he dicho antes... y no hay nada que se pueda hacer. Hemos ido encontrando truquillos, sobretodo fijándonos en como lo soportan los japoneses, que sudan igual, pero un poco menos, que ya iré explicando poco a poco...
Comemos en un restaurante familiar antes de coger de nuevo el funicular para bajar de Koyasan y coger el tren de nuevo hacia Osaka donde enlazaremos con el Shinkansen hacia Kyoto. Es la primera vez que cogeremos el tren bala. Katsudon, Nigiri y Maki nomoriawase. Para pedir tenemos que señalar las réplicas de platos en el aparador del restaurante, aquí todo está en japonés. Bueno y barato. Genial.
Camiseta en fase de secado.
ejem... no hi podia faltar la foto d'una de les teves obres d'art!
[sigue - Camino de Kyoto]
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