Dia 3 / Koyasan-Osaka-Kyoto (y 2)
A medida que nos acercamos a Osaka, los nubarrones grises van poblando el cielo. Buscamos la vía desde donde sale el Shinkansen hacia Kyoto. El andén está cubierto, pero las vías quedan al descubierto y podemos ver como caen relámpagos cada vez más espectaculares.
En los paneles informativos aparece el tren que deberiamos coger, pero el tren no aparece por ningún sitio. Raquel ya ha hablado con el encargado del Ryokan en Kyoto para decirle cuando llegamos, nos espera en un hora, segun dice, no podemos tardar mas. Revisamos la vía, el horario. Todo es correcto, pero el tren no llega. La gente hace cola en el andén sin preocuparse. Debe de ser normal, pero con lo que nos han explicado sobre la puntualidad de los trenes japoneses, nos extraña un poco. Pasa el tiempo, deberían haber pasado dos trenes, pero no es sólo el nuestro, en el andén de al lado, el tren hace media hora que esta parado. Vemos en el panel que el tren que esperamos ha sido anulado, vaya!, vendra directamente el siguiente... pero parece que también se retrasa. Los japoneses siguen sin parecer preocupados, se envian mensajes por el móvil o leen libros diminutos. Al cabo de casi una hora aparece un tren y podemos entrar, la gente se sienta y sigue leyendo, algunos ya cenan, el tren no arranca, pero nadie parece nervioso aun. Media hora despues sale el tren del anden de al lado. Y media hora despues, sale el nuestro por fin. Casi dos horas tarde y todos tan tranquilos, esto si es gente civilizada!
Al dia siguiente nos enteramos que ha habido un tormenta increible y que el retraso ha sido por eso.
Cuando llegamos a Kyoto ya es de noche. Hemos quedado con Jean-François, en la esquina de una calle que no recordamos muy bien el nombre (Jean-François nos lo ha repetido varias veces, pero no es tan fácil), a la que tenemos que llegar en metro bajandonos en una parada que no sabemos muy bien como se llama y luego cogiendo un bus del que tampoco sabemos el numero... ni la parada, claro. Bien. Por suerte en Kyoto solo hay una linea de metro que sube la ciudad y como sabemos que ha de estar cerca de la universidad Kyoto, le preguntamos una vez fuera del metro a una anciana muy amable que, aunque sólo habla japonés, nos lleva hasta la parada de buses y nos indica la dirección... Varias preguntas más tarde, alguna que otra llamada a Jean-François y bastante suerte, vemos un hombre muy delgado, con barba de varios días y vestido con camiseta que nos agita el brazo desde lo lejos. Nos miramos y aceleramos el paso. Es Jean-François.
Mientras nos guia hacia la casa nos explica que John, el dueno de la casa, se ha ido de viaje y le ha dejado encargado del Ryokan, que mas que Ryokan es su casa en la que alquila dos o tres habitaciones. Que hasta manana no viene otra pareja y como el no vive alli, tenemos la casa para nosotros solos.
Subimos unas escaleras de piedra. La casa esta en lo alto de una pequeña colina rodeada de árboles y otras casas de igual construción, de madera, al estilo tradicional japones; segun nos dice, tiene mas de 100 anos.
Llegamos a lo alto y entramos en la casa. Tiene una pequena, muy pequena, puerta lateral y una vez dentro puedes abrir las dos puertas correderas centrales. Nos ensena nuestra habitacion, nuestro lavabo, nuestra cocina, la habitacion de John, la habitacion de la pareja que al final no vendra mañana, nuestro armario con nuestros futones dentro, nuestro balcón con la vista sobre Kyoto iluminado y el monte Nyoigatake que no veremos hasta que se haga de dia, nuestra lavadora, nuestra ducha japonesa... Jean-François nos dice que vendra mañana por la tarde para traer algo mas de comida y limpiar un poco, por la mañana trabaja dando clases de francés en la universidad de Kyoto. Nos quedamos solos. Nos miramos y sonreimos sin decir nada. Subimos de nuevo nuestras escaleras estrechas hacia el segundo piso donde está nuestra habitacion. Nuestra habitación en nuestra casa en lo alto de una colina del norte de Kyoto. Por cinco días. [sigue día 4 - Kyoto]
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