viernes, 8 de agosto de 2008

Koyasan Una cena curiosa Meditation The fire ceremony El camino bordeado de pilas mortuorias

Día 2 / Osaka-Koyasan
A las 10 nos echan del hotel de Osaka.

Conductor de metro de Kyoto cumpliendo el protocolo

Metro hasta Namba y cogemos el tren hacia Koyasan. Para este tren no nos sirve el JR Pass, es otra compañía de trenes, y nos cuesta unos 2550 Yenes. El tren nos lleva hasta Gokurakubashi y allí tenemos que coger un funicular que nos sube hasta el monte Koya. A medida que nos hemos ido acercando con el tren a Gokurakubashi, el paisaje se ha vuelto cada vez mas boscoso y frondoso. La humedad es cada vez mas fuerte y mientras esperamos la llegada del próximo funicular, empieza a caer una fuerte tormenta. Por suerte, sólo dura unos minutos y una vez en lo alto del monte, ya casi ha amainado.

Estación de Gokurakubashi

COnductor del funicular que sube al monte Koya desde Gokurakubashi

Interior del funicular

Koyasan es una especie de carretera de unos 3 o 4 km. que discurre en lo alto del monte Koya, bordeada por casas, pequeños restaurantes y templos budistas discípulos del maestro Kukai. Después de la muerte del maestro Kukai, su discípulos erigieron un mausoleo en su honor en la parte mas alta del monte, después de un camino empedrado con miles de pilas funerarias a lado y lado.
Muchos de los templos que se encuentran en Koyasan son también casas de huéspedes de estilo japonés. Hoy hemos resevado una habitación en un templo que se llama Ekoin. Incluye cena japonesa vegetariana y desayuno, tambien vegetariano.

Templo Ekoin

Nos recibe un monge en pantalón de chandal, no van a ir siempre con túnica, y completamente rapado que nos conduce a nuestra habitación llevando nuestras maletas, una en cada mano, como si fueran de gomaespuma.

Pasillos del templo Ekoin

Número de nuestra habitación

En la habitación, en el segundo piso del templo, nos explica como van las cosas. A las cinco y media, la cena, después nos preparan los futones para dormir. Nos vienen a despertar a las seis y veinte porque a las seis y media es la oración matutina, un poco hecha para turistas, pero es que somos turistas, despues de la oracion, the fire ceremony! the fire ceremony!, nos apremia un monje bajito cuando nos entretenemos un poco contemplando los jardines interiores del templo.

Ventana de nuestra habitación desde el otro lado del jardín interior

La ceremonia del fuego es otro ritual budista en el que se queman varias maderas de cedro y plantas aromáticas en un altar para purificarse el cuerpo y el alma. Una vez acabada la ceremonia, aspiran el humo acercándoselo con la mano. La verdad es que es impresionante como se acoplan las voces de los monjes mientras recitan las escrituras budistas, es un sonido grave que te acaricia las neuronas como cuando te empiezas a amodorrar en un tren y tienes esa sensacion placentera en todo el cuerpo y no te importa nada que aun te queden 3 horas de viaje.

La ceremonia del fuego

Cuando volvemos de The fire ceremony! The fire ceremony!, ya tenemos el desayuno preparado en la habitación y han guardado los futones. El sol entra por la ventana y la vista del jardín es espectacular. Nuestra habitación da a uno de los jardines interiores frente a la sala de estudio, lleno de árboles y plantas increíblemente verdes.
El desayuno es parecido a la cena, pero con menos platitos, todo vegetariano, con tofu esponjoso, tofu blandengue y tofu como un bizcochito, aunque solo en su aspecto, mas veerduras marinadas, te verde, sopa miso con cosas... bueno mejor mirad la foto...

Desayuno después de la ceremonia del fuego

Detalles de los patillos y cuencos del desayuno

La cena fue más variada y con la novedad la disfrutamos mucho, mil sabores y texturas extrañas, no sabría decir que es lo que comimos realmente, pero era genial ir destapando los potecitos y cuencos para descubrir que nueva cosa extraña nos teniamos que comer a continuación.

Cena vegetariana en el templo Ekoin

Después de la cena salimos a dar una vuelta por Koyasan, pero no hay nada abierto, absolutamente nada! y son aproximadamente las siete de la tarde... En Japón se hace de noche muy pronto, sobre las siete, en esta epoca del año, y eso unido a lo pronto que cenan hace que a las ocho parezca que son ya las doce de la noche.
Entramos en el camino que lleva hacia el santuario de Kukai, lleno de pilas mortuorias y esculturas de budas y niños de piedra. Hay algunas farolas con fluorescentes cada diez o quince metros que iluminan escasamente el camino. Eso unido a las tumbas a lado y lado del camino y un fluorescente que fliquea misteriosamente le confiere un aspecto un tanto tétrico al lugar. Igualmente, caminamos largo rato siguiendo el sendero esperando que en cualquier esquina aparezca un fantasma de algún anciano con farolillo, típico de las historias de fantasmas japonesas, pero no aparece y decidimos volver al templo no vaya a ser que se decida a aparecer de verdad.

Dos fotos hechas sin mirar, más que nada porque no había luz, en el camino de piedra que lleva al santuario de Kukai, bordeado de pilas funerarias... Ligeramente tenebroso... Son curiosos los cientos de puntitos que flotan en el aire iluminados por el flash...

Son gotas de lluvia, que estaba chiapeando...

En el templo nos ponemos un kimono de estar por casa que nos han dejado en la habitación (te los dejan para ir al baño o a la ducha, en la mayoría de Ryokans que tienen baño comunitario el horario del baño es por la noche sobre las ocho, antes de ir a dormir, aunque también puedes ducharte durante un par de horas a primera hora de la mañana, supongo que es el horario para turistas occidentales).
Apagamos las luces. Solo se oyen los grillos. [sigue día 3 - Koyasan]

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